Obed Moraz se presenta como un exponente del Trap mexicano que, aunque demuestra sensibilidad y un manejo interesante de las atmósferas sonoras, cae en algunos lugares comunes de la narrativa romántica del género. Sus letras buscan transmitir una conexión natural entre dos personas, pero a veces se sienten idealizadas, como si el destino escribiera todo sin esfuerzo humano: “Como dos ríos que se encuentran, dejamos de luchar contra la corriente y fuimos hacia un mismo mar”. Es poético, sí, pero también un recordatorio de cómo el Trap suele suavizar la complejidad de las relaciones en fórmulas previsibles.
Musicalmente, la propuesta es sólida. La mezcla de Trap con destellos Pop crea una atmósfera brillante y accesible, aunque en ocasiones el exceso de elementos instrumentales amenaza con opacar la fuerza de la letra. Aun así, Moraz demuestra que sabe jugar con emociones y melodías, y que hay potencial para elevar el Trap mexicano más allá de los clichés sentimentales.
En resumen, Obed Moraz nos entrega una canción disfrutable y emotiva, pero también es un ejemplo de cómo el género puede quedarse atrapado en la idealización de lo romántico. La lección está clara: la emoción no basta si no se atreve a romper esquemas y a cuestionar lo que todos damos por hecho en las historias de amor dentro del Trap.
